El mito de Jacinto: perder la cabeza por amor
El joven Jacinto fue un espartano que destacó desde muy temprano por su belleza, en todos los relatos se destaca la hermosura del muchacho. Esto hizo que dos deidades supieran de su existencia e intentaran ganarse sus favores, perdidamente enamorados de él: Céfiro, el dios del viento del oeste y Apolo, dios de las artes y la música.
Jacinto finalmente sucumbió a los encantos y la belleza de Apolo, eligiéndolo a él y causando un ataque de celos y furia en Céfiro que se retiró resentido con ambos, y este rencor seguirá creciendo al ver la felicidad que se profesaba la pareja, y todas las actividades que practicaban juntos.
Un día, cuando estaban paseando por el bosque, decidieron tonificar el cuerpo con algún deporte olímpico: el lanzamiento de disco, en el que Apolo era un gran experto. Tanto así, que para impresionar a su amado Jacinto lanzó el disco con toda la fuerza que tenía. Éste, sabiendo de la vigorosidad y fuerza de Apolo se fue a esperar el disco para así atraparlo y dejar también impresionado al dios. Céfiro, que estaba observando desde arriba vió su oportunidad para vengarse y sopló para que el disco se desviara, golpeando fuertemente en la cabeza a Jacinto.
Apolo no pudo salvar a Jacinto por más que intentó usar su magia de dios, pero sí que decidió que el cuerpo de su amado no sería llevado al Inframundo con Hades, así que lo convirtió en flor ( el jacinto, que se considera hasta hoy una flor de luto) y cuenta la leyenda que Apolo regó dicha planta con sus propias lágrimas, ya que nunca dejó de sufrir por su pérdida.
Imagen: La Muerte de Jacinto, de Giambatista Tiepolo, en el Museo Thyssen-Bornemisza
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