NOS GUSTA LA MITOLOGÍA III

La Historia tras los Leones del Palacio de las Cortes

Probablemente hayas oído hablar alguna vez de las múltiples historias de amor que han tenido lugar entre las diversas calles y rincones de la ciudad de Madrid: amoríos de reyes, de literatos, amores prohibidos e, incluso, mitológicos.

Hoy, 14 de febrero, día de los enamorados, queremos contaros la historia de amor que se encuentra detrás de uno de los símbolos de nuestra ciudad que más leyendas tiene tras de sí: la pareja de leones que flanquea la entrada del Palacio de las Cortes.

Este grupo escultórico fue realizado en el año 1865 por el escultor Ponciano Ponzano, tras dos intentos fallidos de decorar la entrada de dicho edificio con otras dos parejas de leones. Su colocación definitiva tuvo lugar en el año 1872, contando desde entonces con una calurosa acogida por la mayor parte del pueblo, convirtiéndose en un icono de la política española e, incluso, llegándose a conocer popularmente con los nombres de Luis Daoiz y Pedro Velarde, asociándose así a una representación de los dos héroes de los levantamientos del 2 de mayo de 1808 contra las tropas francesas.

No obstante, existía un detalle que hacía tambalear esta consideración: la falta de atributos sexuales masculinos en el león Daoiz, al contrario de lo que presentaba su pareja, Velarde. Este hecho hizo surgir numerosas polémicas, siendo la más sonada la acontecida en el año 2012, cuando el Canal Historia TV lanzó una campaña pidiendo que se le devolviesen sus testículos a Daoiz, de tal forma que aquella tradicional asociación a los héroes de la Guerra de la Independencia no quedase “incompleta”.

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Pero, tal vez, el camino que se estaba tomando ante esta situación podría estar equivocado, quizás nos estábamos planteando la cuestión errónea. Esta falta de atributos sexuales masculinos debía tener una explicación probablemente más evidente, es decir, ¿acaso Daoiz no podría estar representando en realidad a una leona? En un primer momento, vista la cabellera que presentan ambos personajes, parece que no; sin embargo, es posible que la respuesta se encontrase un paso más allá: en la Antigüedad Clásica, concretamente en la historia de Hipomenes y Atalanta.

Según la mitología grecorromana, Atalanta fue abandonada en el bosque nada más nacer, donde fue amamantada por una osa y posteriormente acogida por una familia de cazadores. Con los años, se convirtió en una chica con un carácter especialmente atlético que evitaba a toda costa el matrimonio, manteniéndose por ello siempre virgen. Así pues, a cualquier pretendiente que desease su mano, ella lo retaría a una competición deportiva en la que, si éste era capaz de vencerla, entones ella accedería a casarse con él, pero si éste resultaba perdedor, también perdería la vida. Ningún hombre fue, entonces, capaz de obtener dicha victoria hasta que un día llegó Hipomenes, quien, inesperadamente enamoró a Atalanta simplemente con su presencia. No obstante, ante el miedo por la posible derrota en la competición contra Atalanta, Hipomenes decidió pedir ayuda a la diosa Afrodita, diosa del amor, quien le otorgaría al joven tres manzanas que serían arrojadas en medio de la carrera con el fin de distraer a Atalanta y poder vencer. Y así ocurrieron finalmente los hechos: Hipomenes consiguió vencer con la ayuda de Afrodita y convertirse, por tanto, en el primer hombre merecedor del amor de Atalanta.

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Guido Reni, Hipómenes y Atalanta (1619), Museo Nacional del Prado, Madrid

A pesar de ello, Hipomenes jamás le agradeció a Afrodita este favor y ésta, como venganza, decidió incitar a la joven pareja de enamorados a manifestar su amor en un templo dedicado a la diosa Cibeles, siendo dicha práctica considerada como uno de los peores ultrajes que se le podía hacer a un dios. Dicho esto, cuando Cibeles se enteró decidió castigar a estos dos personajes convirtiéndolos en leones y atándolos a su carro, para así estar siempre bajo su vigilancia, pero en dicha transformación, mientras Hipomenes se convirtió en un león macho con todos sus atributos masculinos, Atalanta pasó a ser una leona con atributos sexuales femeninos pero con una larga melena de león macho, en alusión a ese carácter atlético y más cercano al género masculino que siempre la caracterizó a lo largo de su vida.

Así pues, la pareja de leones que hoy en día se encuentran flanqueando las puertas del Palacio de las Cortes seguramente tengan más que ver con los leones que se encuentran presentes en otro de los grandes símbolos de nuestra ciudad que con aquellos héroes de la Independencia anteriormente asociados, encerrando pues, tras de sí una historia de amor extraída de la mitología clásica. ¿Todavía no te has animado a ver estas grandes historias de cerca? Únete a nuestro Free Tour Madrid de los Borbones y acércate de otra forma a estos grandes mitos y monumentos.

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