

Actualmente, la parcela que conocemos como Príncipe Pío se encuentra ocupada por una antigua estación (imagen 1) reacondicionada como centro comercial (imagen 2). Sin embargo, su nombre nos remonta a una época anterior. ¿Nunca te has preguntado quién fue ese príncipe Pío? Sigue leyendo y te contaremos todos los secretos de este típico lugar de la capital madrileña.
Debemos remontarnos a principios del siglo XVII, cuando Príncipe Pío era simplemente la huerta de la Florida. Tras adquirirla el cardenal arzobispo de Toledo don Bernardo de Rojas y Sandoval, construyó en este terreno una casa de campo. Tras pasar por muchas manos, incluidas las del duque de Lerma, famoso valido de Felipe III conocido por su gusto por la especulación, acabó en manos de uno de su propietario más importante: Francisco Moura, marqués de Castel Rodrigo. En el Museo de Madrid encontramos una pintura que retrata los dominios del marqués (imagen 4).
Durante el siglo XVII el marqués de Castel Rodrigo se hizo con todas las fincas colindantes: la huerta de la Buitrera (en la zona trasera, hoy colina de Príncipe Pío), la huerta de las Minillas (la zona más alta de la colina, hoy el Templo de Debod), la huerta de Leganitos (por la zona de la Cuesta de San Vicente) y la huerta de la marquesa de Villahermosa (la zona de Plaza de España). Al final de estas transacciones, el Marqués de Castel Rodrigo acumulaba lo que hoy es toda la zona de Príncipe Pío con la cuesta de San Vicente, toda la Plaza de España, todo el parque del Templo de Debod y parte del Parque del oeste. Una finca de hectáreas con la que fue ampliando su villa de recreo.


Fallecido el marqués, la suntuosa finca fue heredada por su hija, la marquesa doña Leonor Moura. La muerte de esta sin descendencia sería lo que llevaría nuestro complejo palaciego a manos del Príncipe Pío de Saboya, su cuñado y quien le dio el nombre con el que la conservamos hoy.
FUENTE: Gea Ortigas, I (2015). Guía del plano de Texeira (1656) (3ª ed.). Madrid, Ediciones La Librería.