Hoy, desde Wake Up Tours, queremos alejarnos un poco del centro de Madrid para trasladarlos hacia las fueras de esta maravillosa Comunidad: a la Sierra de Guadarrama, concretamente al municipio de San Lorenzo del Escorial, un lugar donde historia, arte y naturaleza se aúnan de tal forma que terminan por configurar todo un lugar de ensueño para cualquier tipo de excursionista.
Ya hemos hablado de la importancia y magnificencia que representa y caracterizan al Monasterio que mandó realizar Felipe II; sin embargo, hoy queremos centrarnos en una vertiente algo más activa que también nos ofrece este mismo paraje, pero que también encierra un pasado artístico: esta es la llamada Ruta de la Cruz de Rubens, en el Monte Abantos.
En este punto probablemente os preguntaréis ¿qué tiene que ver el nombre un pintor flamenco con la sierra madrileña? La respuesta habría que buscarla en torno al año 1628, cundo tuvo lugar el segundo viaje a España por parte del gran pintor barroco flamenco Pedro Pablo Rubens, aunque originalmente como parte de su oficio de diplomático.

Felipe IV, rey desde 1621, le dio acomodo en el Real Alcázar de Madrid, donde el flamenco pudo copiar algunas de las pinturas mitológicas que anteriormente había realizado Tiziano; realizar algunos retratos oficiales de miembros de la familia real; o, incluso, conocer al pintor de cámara del rey: Diego Velázquez, con quien llegó a mantener una muy estrecha relación, tanto personal como dentro de sus pinturas.
Durante esta estancia de nueve meses en Madrid, se sabe que Rubens salió en una ocasión de la propia ciudad para conocer el Monasterio del Escorial. Según los escritos de Francisco Pacheco, maestro y suegro de Velázquez, Rubens solo mantuvo una especial comunicación con Velázquez, con quien incluso se escribía por cartas, llegando a hacer amistad e incluso yendo juntos a ver el Escorial. Asimismo, los propios escritos de Rubens también relatan su versión de esta experiencia, especificando que fue con Velázquez al Escorial y subieron al monte Abantos, donde éste se quedó maravillado con las vistas.
Curiosamente, existe documentada una pintura de este paisaje del Escorial realizada por el pintor flamenco en estos momentos, aunque a la cual hoy en día sólo podemos acercarnos a partir de fotografías.

El propio artista proporcionó una descripción detallada de la pintura, a partir de la cual fue posible localizar el lugar concreto a donde éste acudía cada día a pintar aquella vista que jamás lo dejó indiferente.
“En la cima existe una gran cruz de madera que se descubre fácilmente desde Madrid, y a su lado una pequeña iglesia dedicada a San Juan, que no se ha podido representar en este cuadro porque quedaba a nuestra espalda y donde mora un ermitaño que se ve aquí con su borrico No hay necesidad de decir que abajo se encuentra el soberbio edificio de San Lorenzo de El Escorial con su pueblo y sus alamedas de árboles, con la Fresneda y sus dos estanques y el camino de Madrid que aparece en lo alto.”

Actualmente, este rincón elegido por Rubens ha pasado a convertirse tanto en un importante lugar de visita dentro del paisaje natural y cultural de Madrid, así como en un testigo de la propia importancia de las artes. La forma más habitual para visitar este mirador es a partir de la mencionada anteriormente Ruta de la Cruz de Rubens: un camino de 14 km (ida y vuelta) desde El Escorial, de unas 3 horas y media de duración, con una dificultad apta para todos los públicos: desde los más pequeños hasta los montañeros más intrépidos, así como para aquellos apasionados que buscan seguir las huellas de los grandes maestros de la pintura en nuestra querida Madrid.
