El Matadero de Madrid, conocido por todos y a la vez desconocido por tantos. Queremos acercaros la historia de este símbolo de Madrid y del Barrio de Arganzuela. ¿Conocéis dónde estaba el anterior matadero? Hoy es otro de los lugares donde los madrileños pasan buenos ratos los domingos: sí, el Rastro (que dejaban los animales muertos).
Se trató de un bello proyecto abierto que quería situar un nuevo lugar para ser zona de mercado y matadero a las afueras y más cercano al río Manzanares. La superficie total constaba de 165.415 m 2 y el proyecto vino de la mano del arquitecto Luis Bellido. Su idea original y lo que hoy conocemos se basa en un conjunto de pabellones estructurados unos alrededor de otros, dedicándolos a diferentes funciones: dirección y administración, mercados de ganado, sección sanitaria, cocheras, cuadras, e incluso un servicio ferroviario en interior. ¡ Era como una pequeña ciudad con todo lo necesario!

Pasada la guerra civil, empezaron a admitirse otros usos y se construyó la nave para almacén de patatas en 1940, posteriormente transformada en invernadero en 1992. Muchas de las instalaciones en los años 60 se quedan obsoletos y se iniciarán diversas intervenciones para dotar de nuevos usos los diferentes pabellones de Bellido. Fue ya en los años 80 cuando el arquitecto Rafael Fernández-Rañada transformó el edificio destinado a dirección y administración del antiguo matadero, más conocido como Casa del Reloj, en sede de la Junta Municipal de Arganzuela, así como la nave de estabulación y venta de terneras en espacio para actividades de índole sociocultural. Una década más tarde nos encontramos otras transformaciones en los antiguos establos de vacuno que hoy es la sede del Ballet Nacional de España y de la Compañía Nacional de Danza.


Tras todos los cambios ocurridos, en el año 1996 se produjo la clausura definitiva del espacio dedicado a matadero. Y será bastantes años después cuando tras una modificación del plan de intervención y control urbanístico-ambiental, se decida dar un nuevo eso a las hectáreas ocupadas por este antiguo mercado de ganado.
A partir del año 2005 se inician las modificaciones convenientes para convertir el recinto en centro de apoyo a la creación. Este el fin que sigue teniendo actualmente Matadero de Madrid.

Convertido en un lugar de libertad y experimentación de la nueva arquitectura con un proyecto muy innovador pero que a la vez salvaguardaba el origen y la esencia del primer proyecto de Bellido. La línea maestra que ha guiado las intervenciones en su restauración fue la de que todo lo que se hiciese fuese reversible, de modo que los edificios pueden ser fácilmente devueltos a su estado original. Arturo Franco fue uno de los arquitectos encargado, y decidió utilizar para la rehabilitación el hierro y el vidrio como protagonistas.

Unos años más tarde colaborarán otros arquitectos, ganadores del concurso internacional de la urbanización de Madrid Río, como Ginés Garrido, Carlos Rubio y Fernando Porras que se encargarán de un proyecto aún mayor si cabe: urbanizar el recinto, adaptarlo a la población y a los vecinos del barrio de Arganzuela, con un gran espacio al aire libre rebosante de actividades. Se abrió la Cineteca, un proyecto realizado con mucha imaginación pero con bajo coste, y más tarde las residencias para artistas o la Casa del Lector, todo ello sostenido bajo principios de ahorro energético y sostenibilidad, así como una notable reducción de los costes de mantenimiento.
Lo que nos muestra conocer su historia y cómo fue variando el uso de ese suelo a lo largo del tiempo, nos ayuda a comprender los cambios rápidos se han dado en la sociedad madrileña en el último siglo. Matadero no sólo cuenta con edificios singulares, sino que es singular por el propio espacio que creó en un momento en el que un recinto así era necesario para la ciudad y cómo ha conseguido adaptarse a los tiempo y a las nuevas demandas culturales necesarias de una capital como es Madrid.
