No queda tanto como nos gustaría de lo que conocemos como el Madrid castizo, sin embargo seguimos encontrando la mejor cara de aquella ciudad llena de vida en algunos pequeños rincones del barrio de La Latina y Lavapiés. Sin duda alguna, éstos son nuestros barrios favoritos para pasear e ir descubriendo poco a poco. En este Post os contaremos cómo era la vida antaño y nos acercaremos a algunas de las más famosas corralas de estas zonas.
¿Qué es una corrala y porqué son tan famosas en el viejo Madrid? Pues hoy más que nunca hemos de recoger el testimonio de estos antiguos edificios que se establecieron como modelo de vivienda en la capital los siglos XVII, XVIII y XIX. Este modelo de edificación popular consta principalmente de una casa de corredor con armazón general de madera, cuyos balcones dan a un patio interior. Lo que hoy conoceríamos,como un “radiopatio” de Aquí no hay quien viva. También estos edificios fueron escenario de algunas obras inmortales como Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós.

Hay que tener en cuenta también que la tipología de corrala toma elementos de otros dos edificios típicos del Madrid barroco como por ejemplo lo que se denominaba casas a la malicia (con 2 pisos pero que desde fuera pareciera solo uno). También van a hacer una adaptación de los corrales de comedias usando el patio central como lugar donde se lleva a cabo toda la vida de la vivienda. Tenemos que pensar que estaban oscuras, eran pequeñas, mal ventiladas, sin poder sobrepasar los 30 metros… La corrala también suponía una distinción en la pirámide social. Y por supuesto dadas estas condiciones, las zonas comunes ofrecían el necesario respiro y eran el lugar donde pasar horas charlando con los vecinos y hacer vida social.

Ya entrado el siglo XVII el famoso Marqués de Cubas siguiendo el modelo de construcción popular y las indicaciones arquitectónicas pertinentes mandó edificar en la calle Cava Baja la famosa Posada del Dragón. Su nombre se debía al animal mitológico que daba nombre a la puerta más cercana de la muralla, la que conocemos como Puerta cerrada. De hecho, en algunas de sus habitaciones y en el restaurante, pueden verse los restos que quedan de la antigua muralla cristiana medieval de Madrid. Algo único y especial, sin duda.
La planta baja albergaba cuadra y cochera para hasta tres carruajes, y el resto de pisos eran para los huéspedes. Actualmente, junto a su contigua compañera la Posada del León, es uno de los más emblemáticos, históricos y protegidos edificios de La Latina, pues sigue albergando el encanto de ese castizo Madrid y con el paso de los años ha sabido aunar muy bien la tradición y la modernidad que necesita un lugar con tanto peso como éste. Se puede visitar libremente en horarios fuera de las comidas y las cenas. ¡Os lo recomendamos!


Otra de las corralas más antiguas y que mejor conservada tenemos en Madrid es la que se ha convertido hoy en Museo de Artes y Tradiciones Populares o conocida comúnmente como El Corralón. Con esa característica estructura de madera, se trata de una de las más grandes en dimensión de las que aún pueden visitarse. Se encuentra en la Calle de Carlos Arniches, número 3 y su acceso es gratuito de lunes a viernes de 10-20 h y sábado de 10-14 h.
Cerquita de este museo, si vamos hacia la calle Ribera de Curtidores, lo que era al antiguo arroyo que pasaba cerca del cerrillo del Rastro, nos encontramos nuestra siguiente corrala. De unas dimensiones mucho más grandes, y más moderna que las anteriores, ocupa los número 3, 5 y 7 de la misma calle. Digno es de mencionar que esta corrala forma parte del rastro de Madrid y su patio sirve para exponer algunos de los puestos de tiendas cercanas de muebles y decoración e imaginería. Hoy en día estas viviendas ya no son tan pequeñas como las antiguas y se acondicionan a un patio central mucho más grande.


Y llegamos a posiblemente la más conocida, conjunto de edificios de las calles del Tribulete y del Sombrerete, y cuyo antiguo patio hoy se abre a la calle del Mesón de Paredes frente a las Escuelas Pías de San Fernando. Construida en 1839 según el proyecto de José María de Mariátegui, como las anteriores fue rehabilitada en los años 80 del pasado siglo XX. Es la elegida como el modelo arquitectónico por antonomasia, y además gracias al derribo del edificio contiguo podemos entrar prácticamente en lo que era el interior de ese corredor que unía las viviendas. Se la nombra Bien de Interés Cultural y Monumento Nacional en 1977 antes de ser reformada. Además, como curiosidad: inspiró la zarzuela La Revoltosa de Ruperto Chapí.
Y la última de la que queremos hablaros es una que está escondida en la calle de la Cabeza, número 14. Cerca de la Plaza de Tirso de Molina, este antiguo edificio es hoy un Centro de Mayores de la Comunidad de Madrid pero por dentro tiene intacta una de estas viejas corralas madrileñas y aunque reformada hace poco, aún inspira cierto sabor castizo y nos sumerge en cómo vivieron aquellos hombres y mujeres de baja clase social siglo atrás.


¿Pero qué fue este antiguo edificio antes? Pues si bajamos hasta sus sótanos nos encontramos con una gran sorpresa: unos antiguos calabozos con bóvedas de ladrillo y comunicaciones por ventanucos laterales. Estos calabozos pertenecieron en el siglo XVIII a la Cárcel Eclesiástica de la Corona, que siguió activa hasta tiempos de Alfonso XII y donde dicen que misteriosamente murió uno de los monjes del convento cercano a manos del pueblo. ¡Impresionante! ¡Tenéis que ir a visitarlo!
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